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El hambre, las infecciones y la falta de agua ya no constituyen un problema sanitario para el ser humano moderno occidental. Hoy en día, la causa está en nuestros hábitos alimentarios: comer mal, muy tarde o en demasía. La salud es un tema de actualidad. Aun así, casi todas las enfermedades crónicas son achacables a nuestro estilo de vida. Aquí las inflamaciones de bajo grado tienen reservado un papel fundamental, y esta idea puede traer consigo cambios en el panorama sanitario...
(Así comienza el post que nuestro Director Clínico ha escrito en la web oficial de Natura Foundation, socios europeos del IEP. Os dejamos con el resto del artículo).
Inflamaciones de bajo grado
Una inflamación es una reacción natural del sistema inmune frente a amenazas como los virus o las bacterias. Por medio de la inflamación, el organismo repele el peligro y restaura el daño. En general, están claros tanto el proceso de inflamación como su objetivo. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la inflamación de bajo grado. Este tipo de inflamación se origina cuando el torrente sanguíneo se ve activado de forma continua. Esto obstaculiza la reparación de tejidos, por lo que el cuerpo empeora.
Un sistema inmune que nunca se desactiva va casi siempre asociado a una disminución de la sensibilidad a la insulina, lo que también se denomina insulinorresistencia. La mayor parte de las veces, la resistencia a la insulina es consecuencia de la propia inflamación, la falta de ejercicio, el estar mucho tiempo en posición sentada y la falta de diversos nutrientes.
La insulina desempeña un papel importante
Como probablemente ya sepas, la insulina tiene un papel protagonista en el nivel glucémico, pero tiene muchas más funciones. Así, ayuda a mantener el equilibrio potasio/sodio y le dice al cerebro que ya hemos comido suficiente. Esto es de esencial relevancia a la hora de ingerir nutrientes básicos porque, cuando faltan, los órganos no pueden funcionar bien.
Normalmente, la sensibilidad a la insulina se reprime con medicamentos. Estos funcionan, efectivamente, pero no atacan el problema en su raíz. Por consiguiente, son preferibles los tratamientos o intervenciones basados en el estilo de vida. En la actualidad ya hay pruebas científicas de que unos mejores hábitos de vida pueden hacer desaparecer las inflamaciones de bajo grado y restablecer el metabolismo de la insulina. Por eso la insulina es tan importante en las inflamaciones.
Pruebas científicas
Se ha demostrado que cambios simples como la reducción de la frecuencia de las comidas, la sustitución de los hidratos de carbono por proteínas y grasas buenas o el ayuno intermitente arrojan resultados espectaculares. Ello no solo restablece la sensibilidad a la insulina, sino que también mejora la salud en general y, con ella, la calidad de vida.
En lo que respecta a la dieta, debemos saber que hay numerosos nutrientes que tienen efectos medicinales cuando se consumen con frecuencia y a altas dosis. Lo mismo se puede decir del ejercicio corporal, la mejor medicina que existe. Nuestros consejos son simples: suficiente ejercicio semanal, no pasar demasiado tiempo en posición sentada, dormir lo bastante y un biorritmo regular.
Por tanto, podemos decir que la mejora de nuestra calidad de vida con intervenciones naturales constituye el mejor remedio contra los cuarenta años de enfermedad crónica.
Os dejamos con un vídeo muy especial; la visita que recibimos de Magdalena y Pilar, de la asociación AFIBROSUR de Fuenlabrada. Ambas son pacientes diagnosticadas de Fibromialgia, y estuvieron escuchando la conferencia de Diana Jauslin y Elena López en nuestro último FORO IEP antes de verano.
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13 Marzo
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