La primera transformación radical en la forma de vida de la humanidad es la llamada Revolución Neolítica. El Ser Humano pasa de ser nómada a sedentario, lo cual está muy relacionado con la revolución agrícola momento en el que nuestros antepasados descubrieron que de una semilla salía una planta nueva.

Previamente nuestra nutrición estaba basada en frutas, tubérculos, frutos secos y proteína, principalmente marina (Ref. Susanne Crawford); y esto hacía que el Homo Sapiens para alimentarse tuviese que ir en la búsqueda activa de comida, un poco a merced de lo que iba sucediendo y haciendo imposible establecerse por largos periodos de tiempo en el mismo sitio. Cuando hace unos 9000 años aprendieron a sembrar y cultivar las diferentes semillas de trigo, centeno y cebada -que eran alimentos fáciles de almacenar, versátiles y con los que se podía comercializar-, por primera vez pudieron abandonar la vida nómada y comenzar con lo que llegaría a ser la agricultura. 

Pero este adelanto tan capaz de modificar nuestros hábitos de vida en términos de movimiento y alimentación, con el tiempo nos hace pagar un precio alto para nuestra salud: comienzan las enfermedades relacionadas con la ingesta de cereales, principalmente debido al gluten. A pesar de que los griegos ya refieren problemas de abdomen en niños, y que en 1887 el medico británico Samuel Gee -considerado como el padre de la enfermedad celiaca-, describiera las síntomas como una "indigestión crónica a cualquier edad, pero siendo más frecuente en niños de entre 1 y 5 años”, realmente no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se identifica al gluten como el responsable de estos síntomas. Se vio como había una enzima, la transglutaminasa, que marcaba daño en células del intestino delgado, generando anticuerpos que hoy en día marcan la enfermedad celiaca.

Lo que en un principio se consideró como una enfermedad “rara”, vemos que es mucho más común de lo que se pensaba. Resulta curioso que haya pasado tan desapercibida su detección durante tanto tiempo. Es posible que influya, además del tipo de cereal que se come la “calidad” del mismo. Por supuesto el estilo de vida sedentario. Es una enfermedad, digamos, "de moda". La sensibilidad al gluten no celiaca es algo que ya podemos definir. Y por supuesto los diferentes escenarios relacionados con estas enfermedades y las patologías elacionadas con todo esto.

El objetivo de la conferencia “Gluten; moda o realidad” del próximo 7 de abril es desarrollar y dar respuesta a todas estas reflexiones, planteando por supuesto alguna nueva. Además me gustaría ofrecer alternativas a una dieta sin gluten, pero también libre de procesados y de otros sustitutivos de cereales que resultan muy poco beneficiosos para nuestra salud.

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