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Empieza el propósito de todos los años por estas fechas: perder peso. Aprovechando este espacio que me deja el IEP, en cuyo entorno nos estamos formando, les voy a dar mi visión como médico y actual estudiante de PsicoNeuroInmunología (PNI). Les aviso de que probablemente les resultará una visión algo diferente a la que puedan estar habituados. Espero que pueda resultar una aportación valiosa.
(En nuestra Misión de Divulgar la Psiconeuroinmunología Clínica, traemos en esta ocasión al blog una firma invitada muy especial; el doctor Pedro Martínez Villa es uno de los estudiantes de segundo año de PNI. Escuchen su entrevista en el IEP al final de este artículo).
...El planteamiento que me atrevería a proponer, por si les apetece probar a ver qué tal se sienten, sería el siguiente:
Esta es parte de la visión global que tenemos desde la PNI cuando afrontamos algún asunto que en principio puede parecer fácil de resolver, como es este tema del sobrepeso, y que sin embargo lleva tiempo convirtiéndose en un problema de gran calado nivel mundial.
Es probable que la mayoría ya seáis conscientes de que dos más dos no son cuatro en el tratamiento de la obesidad. Perder peso suele asociarse con la lucha frente a las calorías. Y esto conduce siempre a dietas muy restrictivas en ese sentido y a la recomendación principal del ejercicio físico. Hoy podemos decir sin temor a equivocarnos, que siguiendo este patrón los resultados pueden ser aceptables a corto plazo pero normalmente no funcionan en medianos o largos períodos de tiempo.
El primer asunto que debemos conocer es que el tejido adiposo (el dichoso tejido adiposo) no son solamente saquitos de grasa. Es mucho más complejo que eso. Son unidades endocrinas que producen múltiples sustancias de tipo hormonal (leptina, adiponectina,...) y citoquinas (mensajeros intercelulares) tanto inflamatorias como antiinflamatorias. Lo que sucede con estas sustancias es que están al servicio de nuestro sistema metabólico. Y siendo esto así, resulta que la grasa debe tener también un ritmo circadiano, como todo en nuestro cuerpo, un ritmo marcado por la noche y el día, por la luz y la oscuridad.
Este ‘ritmo de la grasa’ es anabólico de día (el anabolismo tiene que ver con la fase ‘constructiva’ del metabolismo: por lo tanto cargamos los adipocitos con la ingesta de alimentos), y es catabólico de noche (el catabolismo sería la fase opuesta: descargamos adipocitos por la noche para dar energía al sistema inmune). Si nuestra grasa está ‘en ritmo’, el catabolismo nocturno consume agua y la consecuencia es que al pesarnos por la mañana deberíamos haber perdido entre 1-1.5 kilos. Esta es una gran pista para el combate frente al sobrepeso. Hagan esta prueba de vez en cuando. Súbanse a la báscula antes de acostarse y háganlo al despertarse. Y observen su ‘ritmo del tejido adiposo’.
Acumular grasa, cuando nuestro sistema metabólico está fuera de ritmo, en realidad no tiene límites. El adipocito del tejido se hipertrofia y cuando alcanza un tamaño importante empieza a segregar unas proteínas reguladoras de procesos celulares, llamadas citoquinas, pero que en este estado resultan inflamatorias. Las citoquinas inflamatorias llegan al Sistema Inmune, lo que termina provocando un estado inflamatorio local que puede entrar en un proceso que no tiene fin. Adicionalmente las citoquinas circulan por la sangre dañando la funcionalidad de los receptores a distintas hormonas, y entonces la consecuencia son esos términos que ya todos hemos oído en nuestros círculos cercanos, si no los estamos sufriendo incluso nosotros. Aparecen las diferentes resistencias de nuestro cuerpo a hormonas como la insulina, el cortisol o la leptina. Por otro lado, cuando esas citoquinas inflamatorias llegan al cerebro, será nuestro hipotálamo el que acabe captando esa inflamación lo que inmediatamente provocará en el cerebro una sensación de falta de energía.
Y es en este punto donde sucede una gran paradoja sistémica, que nos impide finalmente combatir el sobrepeso.
Por eso es tan difícil tratar la obesidad. Si, como viene siendo la norma, decidimos poner a las personas con sobrepeso unas dietas muy restrictivas es probable que aumentemos el problema. Y aquí es donde nos toca buscar otras vías que ya están evidenciadas por las últimas investigaciones científicas y que me gustaría compartir a continuación.
Lo primero y fundamental, pasaría por ‘reencuadrar' de alguna manera al paciente obeso. Este ‘reencuadre’ desde mi punto de vista estaría asociado a un cambio de perspectiva: el problema del sobrepeso no son las grasas, ni las calorías, sino la falta de energía en el cerebro. El órgano diana al que nos deberíamos dirigir para poder cambiar cosas y mejorar los síntomas del sobrepeso es por tanto nuestro cerebro. Debemos lograr que nuestro cerebro esté bien alimentado, que pueda recibir bien la energía que circula por nuestro cuerpo, evitar como sea que siga en esa ‘carencia’ que le obliga a provocar la permanente conducta de buscar alimentos de gran carga calórica para cubrir sus necesidades.
Haciendo un pequeño resumen, nuestra propuesta sería hacer tres ingestas diarias con alimentos saludables, introducir tanto ayunos como deporte en ayunas cuando sea posible. Evitar el sedentarismo prolongado realizando unos pequeños ejercicios de un par de minutos de duración intercalados cada hora (“sitting breaks”) e introducir baños de agua fría y sauna.
Ya saben donde estamos si nos quieren consultar. En mi caso estoy al frente de una clínica oftalmológica en Córdoba. El IEP es nuestro anfitrión una vez al mes, para que completemos nuestra formación como profesionales de la salud adquiriendo estos conocimientos de absoluta vanguardia científica. Aquí les dejo con un vídeo junto a mi compañero de estudios Jaime Camarasa, en el cual les animamos a conocer mejor esta disciplina médica, y sus grandes beneficios para los pacientes y para cualquier persona que quiera mejorar su rendimiento.
Un abrazo a todos y a por un 2018 cargado de salud y de buenas prácticas.
En este vídeo, Pedro Martínez Villa (médico) y Jaime Camarasa (fisio y osteópata), comparten con nosotros sus impresiones sobre la experiencia como alumnos de PNI, y su aplicación.
REFERENCIAS
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