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¿Es posible descubrir el impacto de lo que comemos sobre el desarrollo y progresión de las enfermedades neurodegenerativas, poniendo en práctica las recetas terapéuticas y disfrutar de todas ellas junto a nuestro cocinero Gustavo Sacristán?
La enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington y el síndrome de Parkinson son algunas de las enfermedades más comunes del sistema nervioso, y cada una de ellas provoca una degeneración característica de las neuronas. Pero después de todo, puede que no sean tan diferentes. Las últimas investigaciones sugieren que estas enfermedades, y muchos otros desórdenes neurológicos, podrían ser distintas versiones de un único trastorno básico:
- Una pérdida de la capacidad del cuerpo para plegar correctamente las proteínas.
Basándose en estos hallazgos y teniendo en cuenta que los factores genéticos que acompañan a estas enfermedades suponen únicamente el 27% de la predisposición de desarrollar la enfermedad, nuestro objetivo es encontrar el 73% de factores restantes que influyen en la incapacidad del cuerpo para plegar dichas proteínas implicadas. El día 11 de Febrero pretendemos en el Instituto Español de Psiconeuroinmunología desarrollar el papel de la alimentación en la prevención de la progresión de este tipo de enfermedades.
Estudios recientes sitúan al intestino como órgano de gran relevancia en cuanto al tratamiento de estas enfermedades, por tanto, llegamos a la conclusión de que lo que comemos tiene gran impacto en el desarrollo de dichas patologías neurodegenerativas (1).
Según el estudio de Aiello y Wheeler (1995) acerca de la relación que existe entre tamaño cerebral y longitud del intestino, los primates folívoros, con intestinos más grandes, tienen cerebros relativamente más pequeños que los primates frugívoros. Los frugívoros controlan territorios más amplios y recursos cambiantes en el espacio y el tiempo y pertenecen a grupos sociales mayores. Dos especies diferentes de animales con una tasa metabólica similar, deberían elegir entre tejidos intestinales o tejidos cerebrales. Como la dieta folívora exige intestinos muy grandes, esto podría ser una barrera para la encefalización.
El análisis de la alimentación de estas comunidades frugívaras en comparación con la alimentación y comunidades occidentales, entre otras cuestiones, nos ayudará a entender el incremento de las enfermedades neurodegenerativas en la actualidad (2).
TE ESPERO EN LA PRESENTACIÓN DEL CICLO DE COCINA TERAPÉUTICA.
REFERENCIAS
Houser MC, Tansey MG.
2. Body mass index and magnetic resonance markers of brain integrity in adults.
Gazdzinski S1, Kornak J, Weiner MW, Meyerhoff DJ.
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13 Marzo
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