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En esta época del año es muy importante tener algunas precauciones con los alimentos. Debido a las altas temperaturas hay mas probabilidades de desarrollar bacterias que provoquen una intoxicación alimentaria con vomitos, fiebre, dolor abdominal, diarreas. En la consulta recomendamos comer bastantes huevos, y aquí ofrecemos algunos consejos sobre todo si piensan consumirlos fuera de casa, donde no esta en sus manos la higiene correspondiente.
El huevo es uno de los alimentos más "amigos" de la Salmonella en verano, ya que las altas temperaturas favorecen su desarrollo. El patógeno llega a través de la cáscara o por medio de aves infectadas. La cáscara es vulnerable al ataque de esta bacteria, que logra vencer su resistencia y penetrarla. La prevención de salmonelosis empieza en el momento de comprar:
Evitemos los huevos rotos, demasiado pequeños y deformes. Cuidado con el etiquetado, que debe indicar la fecha de consumo preferente, la categoría de calidad y el peso del huevo, la forma de cría, el lugar donde se han envasado y clasificado y las recomendaciones de conservación; compremos huevos con la cáscara limpia, entera y sin signos de humedad.
En casa, los huevos deben conservarse en un lugar fresco, seco y a temperatura constante en la nevera (debe tenerse en cuenta que el cambio de temperatura contribuye a la desintegración de la cáscara y, por tanto, a su contaminación). Antes de manipularlos para cocinar, tengamos las manos limpias y no separemos las claras de las yemas con la cáscara: tampoco deberíamos hacerlo en el mismo recipiente (sartén, por ejemplo), donde se tenga intención de cocinarlos.
Las normas de la Unión Europea determinan que, para que un huevo pueda comercializarse, debe cumplir con una serie de requisitos:
Además, existen distintos métodos que se pueden utilizar en casa para saber si un huevo es fresco: si es fresco, se hunde en un vaso de agua. Que un huevo flote es signo de alteración y mal estado. Si cuando se rompe la cáscara la clara se dispersa mucho, significa que el huevo no es fresco.
La trazabilidad es uno de los factores más importantes sobre el camino que siguen los huevos desde que se producen en la granja hasta que llegan al consumidor. Para ello, los huevos que se destinan al consumo directo llevan en la cáscara una serie de números y letras que aportan información sobre su origen.
El primer dígito ofrece información sobre la forma de cría de la gallina (0, producción ecológica; 1, producción campera; 2, producción en el suelo; 3, producción en jaulas). El segundo y tercer dígito corresponden a las letras que identifican el país de la Unión Europea donde se han producido (ES para España). Los dígitos restantes corresponden al número de identificación del productor (2 dígitos identifican la provincia; otros 3 dígitos, el municipio; y el resto, la explotación ganadera).
Una vez envasados, los huevos frescos o a granel deben llevar en el envase la siguiente información:
Sigan esta información, sobre todo en verano, y evitarán disgustos cuando disfruten de uno de los alimentos más equilibrados y nutritivos para nuestras necesidades.
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13 Marzo
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