La parte olvidada de nuestro intestino; la boca (II)

Efectivamente, todo lo reseñado en el post anterior es bien conocido. Pero hay un elemento al que no estamos prestando la atención suficiente; la Cavidad Bucal.

La boca es el primer elemento de nuestro sistema digestivo y como tal es la conexión de nuestro medio interno con el exterior. Este hecho lo hace estar en contacto con gran número de patógenos y elementos tóxicos que pueden alterar su integridad. Por lo tanto, es la primera barrera con la que contamos para hacer frente a posibles elementos dañinos. También es el primer lugar donde se inicia la digestión. Todo esto hace que la boca necesite una serie de sustancias como enzimas o anticuerpos que permitan por una parte iniciar el proceso digestivo y por otra parte frenar la entrada de patógenos y sustancias dañinas.

No podemos olvidar lo indispensable para ambas funciones que será el buen estado de la flora bacteriana bucal. Para que las barreras (encías y mucosas) puedan desempeñar bien su función, y los patógenos hostiles no nos invadan, las bacterias “saludables” deben de estar en equilibrio.

Esta flora es diferente a la que puebla nuestro intestino, en tipo de baterías, funciones y cuidados que necesitan. En nuestra boca conviven baterías aeróbicas y anaérobicas  (siendo máximo en el surco gingival), y son cambiantes según la estructura de la que se trate. Incluso hay bacterias “nocivas” que pueden convivir perfectamente con el resto mientras no haya una superpoblación. De ello se encargan las bacterias “buenas”, segregando ciertas sustancias y manteniendo un pH que impida la proliferación de patógenos.

Los dientes presentan superficies de adherencia que tienen la particularidad de no renovarse en forma periódica, como sí lo hacen los epitelios. Entre las bacterias que encontramos en la boca están diferentes especies de Streptococcus α hemolíticos. Señalemos algunas. Los Streptococcus mutans y Streptococcus sanguis se hallan a nivel de la placa dentaria. El Streptococcus mitis se adhiere tanto a los dientes como a las mucosas. El Streptococus salivarius predomina en la mucosa lingual. Y entre los gérmenes anaerobios Gram positivos pueden hallarse, por ejemplo, Los Actinomyces sp. a nivel de la placa, y algunas especies de Lactobacillus, en menor cantidad. La mayoría de los Gram negativos son anaerobios como Bacteroides del grupo melaninogenicus y especies del género Fusobacterium. También pueden encontrarse espiroquetas del género Treponema distintas de T. pallidum.

Los cocos Gram positivos anaerobios pertenecen a los géneros Peptococcus, Peptostreptococcus, Ruminococcus entre otros. Pueden además aislarse especies de Mycoplasma y levaduras del género Cándida. A nivel de la placa dentaria, las bacterias se hallan en grandes concentraciones, formando microcolonias y disponiéndose en estratos. Una de las particularidades de estas bacterias nocivas es que son capaces de formar “Biopelículas” con puentes de disulfuro permitiéndolas acantonarse dentro y que ninguna sustancias las pueda atacar de esta manera. Así pueden ir infiltrándose en las encías y atrayendo macrófagos como respuesta del sistema inmune.

Cuando las bacterias que causan la caries dental y la enfermedad de las encías entran en el sistema circulatorio, hacen que el hígado libere proteínas C-reactivas, que tienen efectos inflamatorios en todo el sistema circulatorio, produciendo un estado de INFLAMACIÓN DE BAJO GRADO O LOW GRADE INFLAMATION.

Aunque el vídeo que presentamos esta vez es más científico que puramente entretenido, les va a dar mucha información sobre este asunto de la inflamación de bajo grado, tan dañina para nuestra salud y rendimiento.