"Estamos expuestos a tóxicos diariamiente, ¿cómo los eliminamos?"

Queramos o no, estamos expuestos a sustancias presentes en los alimentos, el agua y el aire, que incluso en pequeñas cantidades son tóxicas: metales pesados, pesticidas, herbicidas, microplásticos incluyendo disruptores endocrinos como el bisfenol A o los ftalatos. Además tomamos fármacos, nuestro cuerpo produce sustancias de desecho del metabolismo y los propios alimentos tienen componentes que en cierta cantidad pueden resultar tóxicos. Lo ideal sería evitar la exposición a todos los tóxicos pero esto es imposible. Afortunadamente nuestro cuerpo tiene múltiples mecanismos que permiten transformarlas para eliminarlas. El hígado es uno de los principales órganos en efectuar esta función.

Hay dos posturas enfrentadas en el tema de la desintoxicación: hay quien dice que no hace falta comer nada especial, que el hígado (y otros órganos) ya “saben lo que tienen que hacer” y se dedican a eso, a desintoxicar. Otros afirman que unos días de zumos y licuados de frutas permiten “desintoxicar” el hígado. Lo curioso es que unos y otros tienen su parte de razón - pero no por completo.

Imaginemos una fábrica de muebles con sus trabajadores. Si el dueño dice: “fabricadme mesas y sillas”, pero no les suministra materias primas para ello, por mucho que sepan cómo fabricar mesas y sillas, no podrán hacerlo. Si ahora llega su socio y dice: “Yo os doy petróleo para que podáis poneros a producir”, los trabajadores tampoco pueden hacer nada: el petróleo ni siquiera les sirve para obtener energía para la fábrica.

Con el hígado pasa lo mismo: “sabe” perfectamente cómo transformar sustancias para hacerlas menos tóxicas y eliminarlas, pero si no tiene “materia prima” para hacer esas transformaciones, no podrá llevar a cabo su función. Por otro lado, si le damos zumos y licuados de frutas y verduras, le estamos dando sobre todo fructosa, un tipo de azúcar que no le sirve al hígado para conseguir energía. Es más, la fructosa la transforma en grasa, con lo que se dificultan aún más los mecanismos de desintoxicación.

Si el higado no tiene esta materia prima, pueden aparecer múltiples síntomas y patologías, desde estreñimiento hasta migraña pasando por problemas cutáneos, enfermedades autoinmunes o problemas de músculos y tendones, hasta trastornos hormonales como el síndrome de ovario poliquístico, el cáncer de mama o la dismenorrea, además de una aceleración de los procesos de envejecimiento celular.

Puede parecer sorprendente, pero hay alimentos como el ajo, la cebolla, la alcachofa, las algas, el pescado o las hortalizas que cocinadas en combinación de una manera adecuada le dan al hígado lo que necesita para afrontar la carga de tóxicos a la que se enfrenta a diario. Hasta el café o el chocolate pueden serle útiles al hígado. Así que sí: el hígado “sabe” lo que tiene que hacer con todos los tóxicos que le llegan, pero necesita materias primas para transformarlas. 

Gustavo Sacristán con sus recetas nos enseñará cómo darle al hígado lo que necesita para que haga lo que sabe hacer: desintoxicar.

Os espero el próximo SABADO 21 DE ABRIL EN NUESTRO CURSO DE COCINA TERAPEUTICA.